Humedales: Tres propuestas tendientes a mitigar los daños antrópicos

Resumen

Los avances recientes en sistemas de tratamiento de agua, ya sean construidos o naturales, se han centrado en mejorar la eficiencia y la eficacia del tratamiento de aguas residuales. Las áreas clave incluyen mejoras de diseño, sistemas híbridos, la combinación con otras tecnologías, la eliminación asistida por microorganismos y la integración de prácticas sostenibles. Una opción interesante desde una perspectiva de sostenibilidad es el uso de reactores anaerobios como sistemas de tratamiento de agua, seguido de un humedal artificial. Y, ahora ¿Qué es un humedal artificial? Es un sistema que simula lo que ocurre en un humedal natural pero que puede controlarse e irse operando de acuerdo con lo que se desea que ocurra a su interior. El sistema clásico de un humedal es el de flujo horizontal subsuperficial ya que en países como México no son deseables los humedales de tratamiento superficiales por la posible presencia de mosquitos u otros vectores dañinos. En el caso de los humedales artificiales una nueva estrategia para mejorar la eficiencia de los procesos de biorremediación es la de incluir en estos sistemas la bioaumentación. La bioaumentación es la adición de poblaciones microbianas altamente concentradas y especializadas, de cepas simples o consorcios, a un determinado sitio contaminado. Las opciones más comúnmente empleadas para acometer esta estrategia son la adición de cepas bacterianas puras pre-adaptadas, la adición de consorcios pre-adaptados, la introducción de bacterias modificadas genéticas y la incorporación de grupos de genes relevantes en la interacción con el contaminante mediante un vector. La bioaumentación representa una alternativa más promisoria para mejorar la eficiencia de la biorremediación y la búsqueda de microorganismos competentes para aplicación en cada sitio o componente contaminado es una de las mejores soluciones en la actualidad para el cumplimiento de la legislación en las descargas de agua y sus subproductos, incluyendo cuerpos de agua en ríos, arroyos, canales, embalses, lagos, lagunas, zonas marítimas mexicanas, áreas verdes, infiltración y suelos cársticos.